Conmemoraciones – Francisco Villa: el hombre, el mito, la leyenda (19/07/2023)

Publicado el julio 20, 2023, Bajo Nacional, Autor MonaLisa.


Francisco Villa, comandante de la División del Norte, fue quizá el líder más popular de la Revolución Mexicana, junto con Emiliano Zapata. Aunque no tenía estudios militares, Juan Doroteo Arango Arámbula, que era su verdadero nombre, deslumbró por su habilidad para la guerra. Su participación fue definitiva para vencer a las fuerzas de Victoriano Huerta, el traidor que mandó matar a Madero.

Pancho Villa nació en Durango, el 5 de junio de 1878, era hijo de peones, nunca fue a la escuela y de joven mató a un rico hacendado, que supuestamente violó a su hermana, y huyó al monte donde se convirtió en bandolero. Así vivió 22 años. Cuando dejó aquella vida, conoció a Francisco I. Madero y se incorporó a su movimiento revolucionario para sacar a Porfirio Díaz de la silla presidencial, lo que sucedió después del triunfo en la batalla de Ciudad Juárez. Cuando Madero ya era presidente, uno de sus hombres, Pascual Orozco, se rebeló en su contra y Madero le pidió a Villa que le ayudara a controlarlo. Villa se reincorporó a la lucha bajo las órdenes de Victoriano Huerta, quien no lo veía con buenos ojos. Huerta le inventó un robo y una insubordinación, y estuvo a punto de fusilarlo. Villa logró salvar la vida y quedó en prisión. Cuando Huerta traicionó e hizo asesinar a Madero, Villa que había escapado de la cárcel regresó para unirse a las fuerzas de Venustiano Carranza, que se había negado a reconocer a Huerta como presidente e inició la segunda etapa de la Revolución, la del ejército constitucionalista.

A partir de la Toma de Zacatecas, en la que Pancho logra derrotar a las huestes de Huerta, Villa y Carranza se distanciaron (pues el Centauro del Norte no obedeció al Primer Jefe de la Revolución Constitucionalista) y rompieron su alianza. Y nunca se reconciliaron.

Carranza se fue a Veracruz y Villa se dirigió a la ciudad de México. El momento de gloria de la revolución del pueblo se da entonces a fines de 1914, cuando desfilan juntas -aquí en la capital del país-, las tropas del Ejército Libertador del Sur, dirigido por Zapata, y la División del Norte, dirigida por Villa, al frente de una fuerza de entre cincuenta mil y sesenta mil soldados.

Pero las huestes de Villa pronto declinaron con la gran derrota de la División del Norte en dos batallas en Celaya, a manos de Álvaro Obregón. A partir de esto Villa irá de derrota en derrota. Su ejército se va desintegrando. Villa todavía organizó el ataque al poblado estadounidense de Columbus, para quitarle a Carranza el apoyo de Estados Unidos, pero eso provocó que el ejército del país vecino entrara en México, en lo que fue llamado “la expedición punitiva” (once meses durante los cuales buscaron a Villa por todo territorio mexicano, sin poder encontrarlo). Después de la muerte de Carranza, el Centauro del Norte aceptó firmar los Convenios de Paz con Adolfo de la Huerta en 1920. Y se fue a la hacienda de Canutillo, en Chihuahua, donde armó una colonia militar, una especie de utopía cívico militar educativa. Pero Villa tenía todavía muchos enemigos, así que, el 20 de junio de 1923, cayó en una emboscada en Parral y encontró la muerte.

Aunque Villa arrasó con distintas poblaciones y sus fuerzas robaron y asesinaron a mucha gente, hechos que se difundieron como su leyenda negra, también hay una leyenda blanca en torno a su persona, porque se dice, por ejemplo, que durante las épocas de miseria alimentaba a regiones enteras y se hacía cargo de la gente que había sido desalojada de sus pueblos por las tropas que obedecían las leyes arbitrarias de Porfirio Díaz. El periodista estadounidense John Reed, que conoció y convivió con el Centauro del Norte, escribió: “Villa fue conocido en todas partes como el amigo de los pobres, fue una especie de Robin Hood mexicano”.

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