Fue un infierno

Publicado el mayo 16, 2014, Bajo Nacional, Autor MonaLisa.


PÁNICO. Una mujer que presentaba lesiones menos graves es auxiliada por elementos de Protección Civil.

De pronto un fuerte estruendo y luego, ¡el caos!. Quienes salieron vivos de esta tragedia narran los momentos de horror que pasaron en unos minutos que se hicieron eternos.

Por Rodolfo Sol /El Mañana -16 mayo 2014

Con golpes, quemaduras y cortadas en varias partes del cuerpo, y las huellas del horror aún reflejadas en su mirada, varias personas coincidieron en señalar que solamente escucharon una fuerte explosión y cayeron derribadas al suelo como consecuencia de la honda expansiva y los restos de material y vidrios que fueron lanzados como proyectiles por la explosión.

Arriba de la ambulancia, cuando eran atendidos de sus lesiones por paramédicos de los cuerpos de emergencias, Duvelsa Solís Ríos, de 28 años, Nelly Ibarra Balmoral, de 24, Alberto Rodríguez Avendaño, de 38, y otros afectados por la explosión, coincidieron en señalar que solamente alcanzaron a escuchar una fuerte explosión que cimbró el edificio y los lanzó contra el suelo, lo que casi les hace perder el conocimiento.

Indicaron que alrededor de las 12:30 horas de ayer se encontraban laborando en oficinas ubicadas en el ala norte del Centro Comercial Colinas del Pedregal (construido en escuadra), distantes a más de 30 metros del ala poniente donde se registró la explosión, por lo que los daños físicos que sufrieron no fueron tan severos como los que resintieron las personas que se encontraban en oficinas más cerca del lugar de la explosión.

La mayor parte de los lesionados que se encontraban en el ala poniente del centro comercial -donde se registró la explosión-, precisamente por su estado grave de salud no coordinaban bien sus pensamientos o no podían articular palabras cuando los paramédicos y autoridades los cuestionaban sobre los hechos.

Una mujer presentaba una herida de varios centímetros en el rostro, provocada por uno de pedazos de vidrio que salieron proyectados al quebrarse los enormes ventanales de los negocios como consecuencia de la onda expansiva.

Otra mujer presentaba heridas similares en el tórax y abdomen, siendo trasladada semiconsciente al hospital por los paramédicos, mientras que otra más, quien al tiempo que era atendida de varias cortadas en piernas y brazos por los paramédicos, llorosa y adolorida contaba a sus amistades los pormenores de la tragedia en que se vio envuelta.

Otros empleados del ala norte del centro comercial, quienes prácticamente resultaron ilesos porque al momento de la explosión se encontraban en el baño o en cubículos, revelaron que al salir y ver los destrozos sintieron terror y que no pudieron contener las lágrimas al ver a sus compañeros mal heridos.

Por su parte, empleados de otros negocios ubicados a espaldas del centro comercial, en el lado norte, revelaron que primero escucharon una fuerte explosión que hizo vibrar los grandes vidrios de fachada, seguida de inmediato por otra explosión de similar dimensión que fue la que hizo saltar en añicos a los ventanales de la fachada.

Estas personas comentaron que ninguno de sus compañeros de labores resultó lesionado con los vidrios, siendo éste el único daño material que resintieron los establecimientos.

Por su parte, los inquilinos de casas que residen en la calle Naranjos del Fraccionamiento Colinas del Pedregal, localizado atrás del ala poniente del centro comercial, manifestaron que la explosión derrumbó paredes traseras de sus casas, quebrando también los vidrios de puertas y ventanas, entre otras daños.

Ellos tampoco reportaron familiares lesionados, ya que la mayoría de los habitantes de las residencias se encontraban fuera de casa cuando el estallido.

En el estacionamiento del centro comercial quedaron una veintena de vehículos devastados.

Sin exagerar la realidad, la imagen de la afectación era similar a las gráficas que cotidianamente nos hacen llegar los medios informativos de lugares flagelados por la guerra y bombardeos.

Más trágico fue el reporte oficial de víctima mortales, que hasta las 21:30 horas de ayer era de tres personas fallecidas: Alan Alanís Barbosa, de 27 años; Ada Lizeth Silva Torres, de 30 años; y Sigifredo Hernández Dueñas.

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